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El aspecto y las funciones de la piel joven difieren de los de la piel adulta. Los mecanismos de autoprotección que prevalecen en la piel adulta sana están menos desarrollados y, en consecuencia, los bebés y los niños necesitan un cuidado especial para mantener sana su piel.

Comprendiendo la piel del bebé

La piel del bebé es más fina y delicada que la piel del adulto. Responde más sensiblemente a agresores externos y necesitan un cuidado especial y una protección extras.

La piel del bebé necesita un cuidado especial, dado que sólo representa la 1/5 parte del espesor de la piel del adulto.
La piel del bebé es menos resistente, propensa a resecarse y más sensible a los rayos UV.

Aunque la piel del bebé tiene el mismo número de capas que la piel del adulto, cada capa tiene mucho menos espesor. En general, la piel del bebé representa sólo la 1/5 parte del espesor de la piel adulta.

La capa más externa de la epidermis (la capa córnea) es mucho más delgada y las células están menos compactadas que en la piel del adulto. Las glándulas sudoríparas y sebáceas son también menos activas que en los adultos, de manera que la película hidrolipídica (una emulsión de agua y grasas que cubre y protege la superficie de la piel) y el manto ácido protector (la parte acuosa de la película hidrolipídica, que es ligeramente ácida) son todavía relativamente débiles.

En consecuencia, la función de barrera está limitada:

  • La piel del bebé es menos resistente que la del adulto y es especialmente sensible a influencias químicas, físicas y microbianas: las sustancias que entran en contacto con la piel del bebé se absorben más fácilmente y penetran en las capas cutáneas más profundas.
  • La piel del bebé es propensa a resecarse.
  • La piel del bebé es más sensible a los rayos UV que la piel del adulto.

La sensibilidad a los rayos UV se incrementa adicionalmente por la débil pigmentación de la piel del bebé. Aunque los melanocitos (las células responsables de la producción de melanina) están presentes, son menos activos.

Los niños necesitan cuidados especiales y protección solar cuando estén al exterior

La regulación de la temperatura corporal puede ser difícil en bebés, dado que:

  • La superficie de sus cuerpos es relativamente grande en relación con su volumen, por cuyo motivo sufren fácilmente de pérdida térmica.
  • La actividad de sus glándulas sudoríparas está reducida en comparación con la de los adultos, de manera que no pueden compensar en caso de temperaturas elevadas.
  • Su red circulatoria cutánea no está plenamente formada y se adapta sólo lentamente a los cambios térmicos, con constricción o dilatación vascular.

Esto hace que los bebés sean especialmente sensibles a temperaturas extremas y cambios de temperatura.

¿Cómo cambia la piel durante la infancia?

Hasta los 6 años, la piel de un niño es más fina y débil que la del adulto.
La piel masculina y la piel femenina poseen características similares hasta la pubertad.

A medida que los niños maduran, la piel hace lo propio: desde el nacimiento hasta los 6 años aproximadamente:

  • La piel es todavía más delgada y presenta menos pigmentación que la piel del adulto.
  • Las glándulas sudoríparas y sebáceas están todavía menos activas, de manera que la película hidrolipídica y el manto ácido protector son todavía relativamente débiles.

En torno a los 6 años, la estructura de la piel y sus anejos ha madurado completamente y corresponde a la del adulto.

La actividad de las glándulas sebáceas no aumenta hasta los cambios hormonales de la pubertad, que aparecen aproximadamente a los 12 años de edad. Estos cambios hormonales aportan también diferencias entre la estructura y el comportamiento de la piel de chicos y chicas que, hasta este momento, han sido los mismos.

Lee más en diferencias entre la piel masculina y la femenina.

Procesos de la piel infantil

Dermatitis atópica

La dermatitis atópica (conocida también como eccema atópico) es una de las enfermedades cutáneas más corrientes de la infancia y afecta, en general, entre el 10 y el 20% de los niños. En 1/3 de estos casos, la enfermedad desaparece durante la infancia, si bien en otros puede continuar hasta la edad adulta.

En su naturaleza de proceso no contagioso pero molesto y en ocasiones doloroso, la dermatitis atópica cursa normalmente en 2 fases: Una fase inactiva en la que la piel es muy seca, irritable y escamosa, teniendo que ser hidratada diariamente, y una fase activa (o "brote") en la que la piel tiene que ser tratada con medicaciones tópicas para calmar la inflamación y aliviar el picor.

¿Cuáles son las causas y los desencadenantes?
Se cree que la dermatitis atópica es genética. Existe un vínculo conocido entre la dermatitis atópica, la fiebre del heno y el asma y hay datos demostrativos de que si cualquiera de los padres sufre de estos procesos, sus hijos serán más propensos a la dermatitis atópica. La investigación ha demostrado también que niños de países desarrollados, que viven en zonas urbanas donde la intensidad de los contaminantes es mayor, así como los que viven en climas fríos, tienen más probabilidad de presentar este proceso.

Después de que aparezca la afección hay cierto número de motivos por los cuales los síntomas empeoran o aparecen brotes agudos. Se sabe que estos pacientes presentan un déficit de lípidos importantes y factores hidratantes naturales ("FHN", como urea y aminoácidos). En consecuencia, la función de su barrera cutánea está debilitada, aumenta la pérdida de humedad y son propensos a la sequedad. El deterioro de la función  barrera supone que sustancias nocivas, como alergenos e irritantes, pueden penetrar y que la piel llega a infectarse más fácilmente. También se sabe que estos pacientes tienen una función inmunitaria irregular (conocido como atopia), que hace que su piel sea más reactiva al medio ambiente y vulnerable a la inflamación.

Los problemas se deben a menudo a que el niño se rasca en las zonas donde le pica, alterando de este modo una barrera cutánea frágil de por sí. Esto propicia que la bacteria llamada  Staphylococcus aureus se multiplique e infecte la piel. La infección causa inflamación que, a su vez, provoca un picor que empeora posteriormente el proceso: una situación viciosa conocida como Ciclo de la Piel Atópica. Lee más en dermatitis atópica.

Los bebés pueden presentar eccema en la cara, el cuero cabelludo, las rodillas y los codos.
Los síntomas se inician habitualmente con una erupción, que se acompaña de zonas de escozor y escamosos.

¿Qué síntomas aparecen en los bebés?
La dermatitis atópica es rara en lactantes menores de 3 meses. Los síntomas aparecen normalmente después de los tres meses, de repente aparece una erupción con inflamación y picor de la piel. En las fases de brote agudo, la piel infectada puede segregar líquido. La dermatitis atópica afecta habitualmente la cara de los bebés, particularmente las mejillas, aparte del cuero cabelludo (conocido también como "costra láctea"), las rodillas y los codos. Es muy infrecuente que los bebés presenten piel atópica en la región de los pañales. Aunque la dermatitis del pañal puede tener un aspecto similar, se trata de una región demasiado húmeda para que aparezca una dermatitis atópica.

Lee más en dermatitis atópica facial en niños y niños con dermatitis atópica en el cuerpo.

¿Qué síntomas presentan los niños?
Los niños que presentan la enfermedad más tarde (entre los 2 años y la pubertad) comienzan habitualmente con un sarpullido en el cuerpo, que es seco y se acompaña de parches pruriginosos y escamosos. La piel tiende a ser desigual y estar engrosada. Las zonas corrientemente afectadas son los pliegues de los codos o las rodillas, el cuello, las muñecas, los tobillos y/o los surcos entre las nalgas y las piernas.

A causa de que los síntomas persisten a menudo durante más de 3 meses (la definición médica de una enfermedad crónica), la piel en las zonas inflamadas puede ser gruesa. Esto se conoce como liquenificación.

Lee más en dermatitis atópica facial en niños y niños con dermatitis atópica en el cuerpo.

Cuidado de la piel del bebé y del niño

La piel joven necesita un cuidado particular:

  • Utiliza limpiadores suaves: Los jabones alcalinos son agresivos para la piel, eliminan los lípidos y la resecan.
  • Limita el tiempo del baño: El agua caliente y los baños largos eliminan los lípidos de la piel. Reduzca el tiempo y utilice agua tibia en lugar de caliente.
  • Cuida: La hidratación regular con productos probados y de compatibilidad demostrada con la piel sensible ayudará a mantener la piel joven hidratada y sana. Los productos para el cuidado deben utilizarse también para abordar y tratar problemas y procesos específicos. Para tratar la dermatitis atópica pueden utilizarse tratamientos como Eucerin DAControl.
  • Proteje: La piel joven necesita una protección particular frente a los nocivos rayos UV.

¿Qué cuidados hay que implementar frente a la dermatitis atópica?

Eucerin DA Control es un cuidado cutáneo adecuado incluso para la dermatitis atópica.

Una de las causas de la sequedad de la piel y el trastorno de la función de la barrera es una carencia de lípidos de la barrera cutánea, incluyendo ceramidas, que son ricas en ácidos grasos omega 6, especialmente ácido linolénico. Las ceramidas son tipos de lípidos especiales que mantienen juntas las células en la capa más externa de la piel, evitando de este modo una pérdida excesiva de agua y la penetración de irritantes, alergenos y microbios.

La línea DA Control de Eucerin utiliza el aceite de onagra y el aceite de pepitas de uva, ambos ricos en ácidos grasos omega 6, para reponer los lípidos de la barrera cutánea y restablecer su función protectora. Un componente antibacteriano, el decandiol, actúa frente al Staphylococcus aureus mientras que un extracto de la raíz de la regaliz, rico en Licochalcona A, reduce el eritema cutáneo. Por último, el mentoxipropanediol contribuye a aliviar el picor.

Lee más acerca del proceso cutáneo en dermatitis atópica.

Bebés, niños y sol

Una protección solar eficiente y eficaz es esencial para los bebés y los niños. La piel joven es delgada y su función de barrera está reducida, haciéndola especialmente sensible a los nocivos rayos UV. Esta sensibilidad se incrementa adicionalmente por los bajos niveles de pigmentación de la piel del bebé. Con su mera protección natural y expuesta al intenso sol del mediodía, la piel de los niños puede empezar a quemarse ya al cabo de cinco minutos.

Los niños deben evitar el sol entre las 10 de la mañana y las 4 de la tarde, vestir ropas protectoras y utilizar un factor de protección solar elevado.
La exposición a los rayos UV podría causar un daño a largo plazo en la piel de los niños.

La exposición excesiva a los rayos UV y al eritema solar durante la infancia puede causar problemas de salud a largo plazo, incluyendo el melanoma y otros cánceres de la piel. El daño puede prevenirse en gran medida por medio de un comportamiento sensato, como limitar la exposición y recurrir al uso efectivo de protección solar:

Prevención
Los bebés no deben ser expuestos al sol, dado que sus mecanismos de protección natural no están formados todavía.

Limitación de la exposición
Los niños deben evitar el sol entre las 10 de la mañana y las 4 de la tarde, periodo durante el cual los rayos alcanzan su máxima intensidad.

Protección solar efectiva
Cuando están expuestos al sol, los niños deben vestir ropas protectoras y utilizar un filtro solar apropiado con factor de protección solar (FPS) elevado. Lee más en el efecto del sol sobre la piel de los niños.

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